Esta pregunta surge , al escuchar tantas quejas y el poco conocimiento que se tiene de algunas cestiones claves en el desarrollo del adolescente.
1-¿Qué
les ocurre a los adolescentes mientras transita la escuela, qué
piensan de ella?
¿Los docentes estamos capacitados para adaptarnos
a estos requerimientos?
Al reflexionar sobre esta pregunta, creo de
manera redundante que hay que preguntarse, cuál es la mirada de los jóvenes
respecto a la escuela y cómo transitan
su adolescencia bajo la mirada de los adultos.
La escuela para los adolescentes es percibida como un espacio transitorio de encuentro,
socialización, diferencias entre pares y desacuerdos, intolerancia o
indiferencia para con los adultos.
Por otro lado, los docentes no sabemos cómo sortear las dificultades que
se presentan a diario y en algunos casos tomamos en forma personal estos
conflictos y no tenemos en cuenta las singularidades y semejanzas de esta
franja etaria de la sociedad.
La lectura
del libro del doctor Juan David Nasio, ¿Cómo actuar con un adolescente difícil?:
consejos para padres y profesionales (Paidós).
Explica a través
de sus estudios y experiencia como se desarrolla esta etapa de sufrimiento y pérdida
del adolescente y a través de esos conocimientos y sugerencias podemos entender sus necesidades y a partir de ellas ayudarlos
a transitarla y en especial a no juzgarlos
mientras va transcurriendo esta etapa de la vida.
El concepto de
adolescencia del doctor Nasio expresa “La adolescencia es un pasaje obligado, el
pasaje delicado, atormentado pero también creativo, que se extiende desde el fin
de la infancia hasta la puerta de la madurez” [1] el cual coincide con
la definición de Arminda
Aberastury que expresa que la adolescencia es la “etapa de la vida
durante la cual el individuo busca
establecer su identidad adulta, apoyándose en
las primeras relaciones parentales, y en un duelo por la identidad
infantil”[2]….
Al tener presente estas definiciones podemos entender
a los adultos cuando protestan y relatan
que los jóvenes
parecen debilitados, cansados, sin ganas.
Nasio advierte que “todo ser viviente debe morir un poco todos los días. Es
decir, debe mutar; padecer la pequeña muerte celular que renueva y da vida.
Nosotros, los adultos, perdemos cada día un poco de nosotros mismos, de manera
incesante e inadvertida. Cuánto más terrible ha de ser este fenómeno en el
adolescente, en quien todo tiene que cambiar a la vez, violentamente: el cuerpo
debe desmembrarse, la infancia irse, y la cabeza, mareada, debe reconquistar
penosamente su poder sobre el cuerpo”.
La relación cotidiana, los debates abiertos que se generan, el choque de opiniones desafiantes, las reacciones temperamentales bruscas, donde el joven quiere imponer su ley, los comportamientos perezosos, son sólo algunas características de esta edad singular donde los adultos debemos estar tranquilos, precisos y atentos a los cambios .
La relación cotidiana, los debates abiertos que se generan, el choque de opiniones desafiantes, las reacciones temperamentales bruscas, donde el joven quiere imponer su ley, los comportamientos perezosos, son sólo algunas características de esta edad singular donde los adultos debemos estar tranquilos, precisos y atentos a los cambios .
Nasio sostiene que “ el joven muchacho o la chica de hoy es un ser trastornado, que
alternativamente se precipita alegre hacia adelante en la vida, luego de pronto
se detiene agobiado vacío de esperanza,
para volver a arrancar inmediatamente llevado por el fuego de la acción, todo
en el son contrastes y contradicciones”…
estas situaciones que desconcierta al adulto y lo llevan a confrontar al joven con acusaciones, preguntas y en
ocasiones gritos que ofenden al adolescente el cual no puede poner en palabras
lo que siente y así comienza un círculo vicioso de agresiones que en algunas situaciones se torna
insostenible entre las partes y que
necesita la intervención de otro adulto que detenga esta escalada de violencia.
El doctor Nasio diferencia el sufrimiento inconsciente del adolescente en tres maneras diferentes:
·
Neurosis de
crecimiento: sana necesaria para volverse adulto (angustia, tristezas rebeldía)
sufrimiento moderado.
·
Comportamientos
peligrosos: la puesta en acto de un sufrimiento inconsciente. (Depresión,
aislamiento, intento de suicidio, consumo de drogas, distanciamiento escolar,
vandalismo) sufrimiento inconsciente Intenso.
·
Por medio de
perturbaciones mentales: esquizofrenia, fobias, depresión, desórdenes alimentarios, perversiones) sufrimiento
inconsciente extremo.
Todo adolescente debe enfrentar un duelo, con un
grado intensidad muy marcada, está buscando su identidad y esos cambios
son percibidos agudamente por los
jóvenes. El pasaje de un estadio de la vida a otro se sucede a través de
períodos de crisis cuya separación incluye el dolor de dejar lo conocido y el
esfuerzo psíquico por superarlo. Este dolor de la pérdida va acompañado de un
duelo, cuya elaboración es el paso imprescindible para comenzar cada etapa.
Juan Nasio coincide con Aberastury en señalar que en la adolescencia se viven
tres duelos básicos:
·
Duelo
por el cuerpo de niño.
·
Duelo
por la pérdida de la identidad infantil
·
Duelo
por los padres de la infancia[3]
“es la construcción progresiva del adulto porvenir.
Ya no estamos en presencia de un yo histérico agitado por el conflicto interno entre las pulsiones y el superyó, sino de un
yo sereno, resuelto a perder y a crecer
regenerándose paso a paso...”[4]
Cada adolescente es un individuo, con una
personalidad única y con intereses particulares, sus propios gustos y
disgustos, debe enfrentar un duelo de perdida para afrontar la adultez.
Sin embargo, hay numerosos factores comunes en
el desarrollo que todos afrontan durante los años de la adolescencia y que
podemos identificar de la siguiente manera:
·
Lucha con su sentido de identidad,
·
Se siente extraño o abochornado
consigo mismo o con su cuerpo
·
Se enfoca en sí mismo, alternando
entre altas expectativas y un pobre concepto propio
·
Lo influencian los amigos en su modo
de vestir e intereses, Su humor es cambiante,
·
Mejora su habilidad del uso del
lenguaje y su forma de expresarse,
·
Tiene menos demostraciones de afecto
hacia los padres; ocasionalmente el adolescente se pone grosero,
·
Se queja de que los padres
interfieren con su independencia,
·
Tiene la tendencia a regresar al
comportamiento infantil.
Estos factores comunes son descriptos con detalle por el doctor Nasio y
por Aberatury “La adolescencia normal”.
El trato con los adolescentes
presenta muchos frentes, que se entrecruzan conformando una realidad
compleja y el contacto diario con ellos nos
deja dos opciones a mí entender:
·
acercarnos para comprenderlos,
·
mantener una actitud distante
apoyada en una postura defensiva.
Es de suma importancia
que los docentes estemos familiarizados con estas investigaciones y consejos prácticos,
ya que nos aportan instancias que podemos identificar para accionar desde el conocimiento y nos ayuda a pararnos en otro
lugar con respecto al trato y modos de
sobrellevar esta etapa que irrita a unos
y otros.
La rebeldía es vista por
el autor en “Los tres estados del yo del adolescente histérico: estado
angustiado, un estado triste y un estado
rebelde siendo este último el estado del yo más característico de la histeria
juvenil”[5].
Es en este estado donde las chicas y chicos oscilan, muestran su rabia, violencia, maltratos
físicos personales o hacia sus congéneres, es destructivo y representa su
personalidad, su contexto familiar y su medio social. La adolescencia y la
histeria van de la mano y posee características diferenciadas en los modos
de manifestarla entre hombres y mujeres.
Muchos chicos sostienen que
la escuela les aburre y si pudieran la
abandonarían que van a desgano y no desean cumplir con el mandato social de formarse según las reglas de los
adultos, Nasio nos dice que “no hay nada más humillante, más doloroso y más
temido que hacer feliz a un adulto que
le hace un pedido”[6]
el adolescente no está dispuesto a mostrar debilidad,
mantiene distancia, rechaza toda obligación, se muestra agresivo y su súperyo
se defiende de los ataques de los adultos.
Los chicos y chicas también desconfían de sus maestros pues son la
extensión del control familiar, ¿por qué estudiar, para qué hacer las tareas,
por qué no pelear en clase? Estas son
ordenes que los adolescentes no están
dispuestos a cumplir, no se van a
humillar ante su maestro y menos aún delante de sus compañeros demostrando
sumisión y tal vez ser avergonzado por
sus pares.
El autor en sus consejos prácticos para profesionales sugiere estar atentos “ante las crisis de un
adolescente normal como a un adolescente que presenta un comportamiento
peligroso”[7]
·
Entre los 12 y 16 años son los
más difíciles.
·
Cambio brutal de la conducta
habitual, inmanejable por los padres o
docentes.
·
Desescolarizados, desocupados,
obnubilado por PC. Vagabundo.
·
Desconcierta a los padres y al
entorno.
·
Los varones son agresivos, y las
jovencitas depresivas.
·
Pedir ayuda inmediatamente a un
profesional psicoanalista.
·
El tratamiento de un adolescente
que sufre son acciones preventivas de los trastornos que podrían sobrevenir en
la edad adulta.
A pesar del escepticismo
que parece marcar la época actual, la
escuela es un espacio donde se puede trabajar con los alumnos sin que ellos
sientan la presión permanente de la
mirada observadora de los adultos pero estos cambios en la conducta del docente son
difíciles de lograr sin una mirada más amplia y capacitada sobre el incierto
mundo adolescente.
Los docentes debemos
transformarnos para responder a
las demandas de los jóvenes, sin renunciar a ser adultos responsables.
En algunas ocasiones los alumnos rescatan como verdadero el
vínculo que establecen con los compañeros,
conocen a algún profesor que los hace pensar, “los escucha”, y entiende
su realidad personal y social.
Sabemos que rechazan la
estructura escolar y el hecho de estar muchas horas por día escuchando
contenidos que les son lejanos y poco prácticos,
genera un clima hostil en la clase.
La escuela es vista como una institución poco ligada a las necesidades, gustos requerimientos de la vida, cuya asistencia es obligatoria pero no
asegura ningún éxito. Es una ocupación que saca tiempo para lo verdaderamente
importante y que no genera mayores responsabilidades.
Este libro se transforma en un instrumento valioso
para profesionales que trabajan con adolescentes
al disponer de información necesaria para ser capaz de escuchar,
entender, ayudar y el intercambio de
posiciones y experiencias con otros profesionales , nos dará una nueva imagen de re-pensar al
adolescente y re-crear la escuela para obtener mejores resultados educativos y
de comunicación.
Bibliografía
.
·
Nasio,
(2012) ¿Cómo actuar con un
adolescente difícil? Buenos Aires: Paidós.
·
Aberastury, A. / Knobel, M. (1980) La adolescencia normal. Un enfoque
psicoanalítico. Buenos Aires: Paidós
[1] Nasio, Juan D, “¿Cómo actuar con un adolescente
difícil?, Ed. Paidos, Buenos Aires 2010.
[2] Arminda Aberastury, “La adolescencia
normal” .Cap. 2. Paidos, Buenos Aires – Barcelona
[3] Aberastury,
Arminda y Konobel, M “La adolescencia normal”, Ed. Piados, Buenos Aires
1985,Pág. 23 y 24.
[4]Nasio, Juan D, “¿Cómo
actuar con un adolescente difícil?, Ed. Paidos, Buenos Aires 2010, Pág. 57.
[5] Nasio, Juan
D, “¿Cómo actuar con un adolescente difícil?, Ed. Paidos, Buenos Aires 2010,
Pág. 42.
[6] Nasio, Juan
D, “¿Cómo actuar con un adolescente difícil?, Ed. Paidos, Buenos Aires 2010, Pág.
47-53
[7] Nasio, Juan
D, “¿Cómo actuar con un adolescente difícil?, Ed. Paidos, Buenos Aires 2010,
Pág. 70.
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