"Una buena escuela es una escuela donde todos los chicos puedan aprender, donde todos los chicos quieran estar y donde los maestros aprendan y puedan ser ellos mismos para que los alumnos aprendan y puedan ser ellos mismos". Claudia Romero.
miércoles, 28 de noviembre de 2012
miércoles, 21 de noviembre de 2012
los docentes según los alumnos
De distinto modo y con diferentes consecuencias, en todos los grupos aparece la conciencia de una experiencia escolar fragmentada, según la forma en que la segmentación es procesada en cada
institución. Una y otra vez los docentes repiten “cada escuela es una isla” y, ciertamente, cada colegio aparece manejándose con sus propios recursos, reglas formales e informales, y esto va desdibujando la posibilidad de una experiencia educativa común.
En el estrato más alto, los entrevistados perciben que cada colegio “hace un poco lo que quiere” (sobre todo los privados), notorio cuando comparan su experiencia escolar con otros de su
mismo grupo social. Tanto intento de autoregulación siempre presenta algún tipo de fisuras; lo observan sobre todo en marchas y contramarchas en los planes de estudio que no se sabe bien a qué
responden; y en los cambios sobre las reglas de convivencia, en gran medida cuando cambian las autoridades o las comisiones directivas de las escuelas. Esto muestra bien los límites de la regulación
privada: cada colegio puede atenuar los problemas de la educación argentina en forma aislada pero, sin duda, no puede suplantar por sí sola la regulación de todo el sistema.
Un tema que aparece en casi todos los privados de este grupo es la carencia de una visión de “cuerpos de profesores”.
Cada profesor actúa por su cuenta, guiándose por lo que considera correcto, con el riesgo de contradecir y deslegitimar la acción de los otros. Se detecta también una competencia entre los profesores al interior de las instituciones que, sin duda, está originada en la pugna por puestos mejor pagos así como en una ideología general e institucional que favorece dicho valor.
LA EXPERIENCIA ESCOLAR FRAGMENTADA , GABRIEL KESSLER
martes, 20 de noviembre de 2012
La gestión , cuatro puntos a tener en cuenta
El contexto educativo actual: ¿Qué papel juega el concepto de Gestión en al ámbito
educativo? ¿De donde surge ese concepto tan utilizado actualmente?
El concepto de Gestión alude a gestar, en el sentido de invención que supone producir
singularidad, formas inéditas de operar con lo real, que habiliten nuevos modos de habitar
una situación y constituirnos como sujetos.**
“El concepto de gestión hace referencia a la trama en la que se articulan los factores que inciden
en la conducción de una institución. El tratamiento de este concepto implica el abordaje de
problemas de índole administrativa, organizacionales, de planificación, etc.” proponen para los directivos cuatro funciones para la organización y gobierno de la escuela: la toma de decisiones; la comunicación y participación; la planificación; y la evaluación y control.La Gestión ligado a lo pedagógico supone abrir, cuestionar, problematizar acciones y miradas en los que se constituye la dirección pedagógica de las escuelas. Surge la idea de creación/ gestación de posibilidades.
Los educadores también hacemos política en el sentido de crear condiciones para producir
igualdad. Pero aparece también otra concepción de carácter tecnicista de Gestión. “El desafío de la gestión es prever el futuro, formular un planeamiento estratégico para el cambio, anticiparse a los
problemas promoviendo una respuesta proactiva, entendiendo por proactiva aquella respuesta
(decisiones o acciones) que se adelanta a los posibles problemas .
Desde este marco conceptual se entiende que la conducción de toda institución supone aplicar
técnicas de gestión para el desarrollo de sus acciones y el alcance de sus objetivos.
La gestión educativa involucra las acciones y decisiones provenientes de las autoridades
políticas y administrativas que influyen en el desarrollo de las instituciones educativas de una
sociedad en particular. El ámbito de operación de dichas decisiones puede ser el conjunto del
sistema educativo de un municipio, un partido o un departamento, una provincia, un estado o una
nación.
La gestión, entre ellos Víctor García Hoz y Rogelio
educativo? ¿De donde surge ese concepto tan utilizado actualmente?
El concepto de Gestión alude a gestar, en el sentido de invención que supone producir
singularidad, formas inéditas de operar con lo real, que habiliten nuevos modos de habitar
una situación y constituirnos como sujetos.**
“El concepto de gestión hace referencia a la trama en la que se articulan los factores que inciden
en la conducción de una institución. El tratamiento de este concepto implica el abordaje de
problemas de índole administrativa, organizacionales, de planificación, etc.” proponen para los directivos cuatro funciones para la organización y gobierno de la escuela: la toma de decisiones; la comunicación y participación; la planificación; y la evaluación y control.La Gestión ligado a lo pedagógico supone abrir, cuestionar, problematizar acciones y miradas en los que se constituye la dirección pedagógica de las escuelas. Surge la idea de creación/ gestación de posibilidades.
Los educadores también hacemos política en el sentido de crear condiciones para producir
igualdad. Pero aparece también otra concepción de carácter tecnicista de Gestión. “El desafío de la gestión es prever el futuro, formular un planeamiento estratégico para el cambio, anticiparse a los
problemas promoviendo una respuesta proactiva, entendiendo por proactiva aquella respuesta
(decisiones o acciones) que se adelanta a los posibles problemas .
Desde este marco conceptual se entiende que la conducción de toda institución supone aplicar
técnicas de gestión para el desarrollo de sus acciones y el alcance de sus objetivos.
La gestión educativa involucra las acciones y decisiones provenientes de las autoridades
políticas y administrativas que influyen en el desarrollo de las instituciones educativas de una
sociedad en particular. El ámbito de operación de dichas decisiones puede ser el conjunto del
sistema educativo de un municipio, un partido o un departamento, una provincia, un estado o una
nación.
La gestión, entre ellos Víctor García Hoz y Rogelio
sábado, 17 de noviembre de 2012
QUÉ ES LA VULNERABILIDAD EDUCATIVA.
La repitencia escolar, el abandono temporal de la escolarización y la ausencia de incentivos colocan a los niños y jovenes en una situación de desfasaje de oportunidades ante sus pares que poco a poco los va corriendo del ámbito escolar, dejandolos vulnerables ante el futuro que se les presenta.
El término “vulnerabilidad educativa” se define “como el conjunto de condiciones (materiales y simbólicas, de orden objetivo y subjetivo) que debilitan el vínculo de escolarización de un alumno”. En este concepto quedan implicadas diferentes dimensiones que hacen al vínculo de escolarización: dimensión socioeconómica; dimensión familiar; modelo organizacional escolar; dimensión subjetiva
Prospectiva e Investigación Educativa intersubjetiva. “La noción de vulnerabilidad educativa exige dar cuenta de las interacciones entre estas dimensiones, con particular atención a aquellos factores
propiamente escolares, que son sobre los que más directamente podemos incidir”
En este sentido se trata de precisar cómo un conjunto de factores (sociales, institucionales y pedagógicos) pueden generar condiciones de vulnerabilidad educativa.
. Documento de Trabajo Nº 1. “Definiciones para la comprensión de situaciones de vulnerabilidad educativa”. 2009. Pág. 9.Vulnerabilidad educativa – Documento de trabajo – Dirección Provincial de Educación Primaria - 2010
El término “vulnerabilidad educativa” se define “como el conjunto de condiciones (materiales y simbólicas, de orden objetivo y subjetivo) que debilitan el vínculo de escolarización de un alumno”. En este concepto quedan implicadas diferentes dimensiones que hacen al vínculo de escolarización: dimensión socioeconómica; dimensión familiar; modelo organizacional escolar; dimensión subjetiva
Prospectiva e Investigación Educativa intersubjetiva. “La noción de vulnerabilidad educativa exige dar cuenta de las interacciones entre estas dimensiones, con particular atención a aquellos factores
propiamente escolares, que son sobre los que más directamente podemos incidir”
En este sentido se trata de precisar cómo un conjunto de factores (sociales, institucionales y pedagógicos) pueden generar condiciones de vulnerabilidad educativa.
. Documento de Trabajo Nº 1. “Definiciones para la comprensión de situaciones de vulnerabilidad educativa”. 2009. Pág. 9.Vulnerabilidad educativa – Documento de trabajo – Dirección Provincial de Educación Primaria - 2010
martes, 13 de noviembre de 2012
MEDIACION ESCOLAR.
"Enseñar
las habilidades de resolución de conflictos en las escuelas provocará el
descenso de los problemas disciplinarios y proveerá de cimientos y habilidades
para la próxima generación. Es nuestra intención que todos los estudiantes
tengan la posibilidad de ser instruidos acerca de la resolución de conflictos y
habilidades comunicacionales".
La mediación es un proceso cooperativo de resolución de conflictos. La idea es que las partes encuentren una solución a la disputa.
La mediación escolar es un método para resolver conflictos que supone un tercer neutral que pueda ayudar a los disputantes de forma cooperativa de manera tal que puedan resolver el problema que los enfrenta. El clima de colaboración debe ser creado por el mediador y esto demanda:
1.Reducir
la hostilidad
2.
Orientar la discusión, de modo tal que un acuerdo satisfactorio sea posible
3.
Coordinar un proceso de negociación
Principios básicos de la mediación:
1. Comprender y
apreciar los problemas presentados por las partes
2.
Revelar a las partes que el mediador conoce y entiende los problemas
3.
Crear dudas en las partes respecto a la validez de las posiciones asumidas
4.
Sugerir enfoques alternativos
La principal herramienta con la que cuenta el medidor, es pues, el
proceso.
IUNGMAN,
SILVIA (1996), La mediación escolar, Lugar Editorial, Buenos Aires, pp.5-29.
HERRAMIENTAS PARA TRABAJAR EN LA ESCUELA
El trabajo en equipo
Los docentes son individualistas, no quieren trabajar en equipo (Directora). Esta afi rmación forma parte de un cliché que recorre el imaginario de la cultura escolar establecida pero que, como señala Hargreaves (1996), carece de sustento. En efecto, de manera errónea se realiza una atribución
del individualismo como característica psicológica y defi ciencia personal de los profesores y no como efecto de las estructuras escolares y de las condiciones laborales de los docentes. Y es que, en realidad, en las escuelas todo difi culta que los docentes trabajen en equipo.
La constitución de equipos no es una estrategia única y, menos aún, unívoca. En primer lugar, hay que reconocer que no existe un solo tipo de equipo: hay equipos de coordinación horizontal, como son los equipos conformados por los docentes de un mismo año o grado; de coordinación
vertical, como los equipos por áreas; o transversales, como los equipos de proyectos específi cos, los equipos de orientación o los equipos de conducción.
En segundo lugar, conviene considerar que es la tarea o el problema lo que defi ne al equipo, y no viceversa, de manera que su constitución debería ser fl exible en función de las necesidades del proyecto escolar.
En tercer lugar, como analiza Tedesco (1998), en educación las propuestas de trabajo en equipo se apoyan fundamentalmente en experiencias efectuadas en instituciones privadas, donde la adhesión a ciertos principios básicos es un requisito de entrada y donde existe la posibilidad de tomar decisiones por parte de los líderes de la institución para garantizar la coherencia del proyecto. Estos dos rasgos, adhesión básica y la autonomía institucional para decidir acerca de la permanencia o no de los recursos humanos, no existen en las instituciones públicas, que se orientan por principios formales de funcionamiento burocrático.
La colaboración y la colegialidad, el trabajo entre colegas, constituyen factores de mejora y elementos esenciales para la conformación de una nueva cultura escolar más articulada e integrada. Sin embargo, nuevos fenómenos tan perversos como la fragmentación se han ido generando
a partir de formas inadecuadas para combatirla. Es el caso, por ejemplo,de la colegialidad artifi cial (Hargreaves, 1996). Como señala este autor, la colegialidad artifi cial surge cuando las administraciones intentan imponer la colaboración y el trabajo en equipo obligatorio, fi jo en el tiempo y en el espacio, y previsible de acuerdo con unos objetivos y actividades prefi jadas. Es decir, si bien la falta de condiciones, como el tiempo y el espacio institucionales, atentan contra el trabajo en equipo, su sola presencia no lo garantiza.
Para el logro de una cultura profesional de colaboración, que de eso se trata, los liderazgos de tipo burocrático o carismático necesitan ser reemplazados por nuevas formas, más aptas para los procesos de cambio.
Ya no es razonable pensar en un líder capaz de crear o gestionar un cambio cultural cuyas claves sólo él conoce, sino en un liderazgo que, en tanto función, se asuma como una tarea compartida capaz de generar nuevas realidades (Senge, 1999; Bolívar, 2000a).
La construcción de este tipo de liderazgo entendidos como liderazgos distribuidos o compartidos dentro de las escuelas no sólo ayudará a potenciar los procesos de mejora internos, sino que su contribución a los procesos de democratización social resultará fundamental.
Fuente: Hacer de una escuela, una buena escuela, Claudia Romero, cap. 4
Los docentes son individualistas, no quieren trabajar en equipo (Directora). Esta afi rmación forma parte de un cliché que recorre el imaginario de la cultura escolar establecida pero que, como señala Hargreaves (1996), carece de sustento. En efecto, de manera errónea se realiza una atribución
del individualismo como característica psicológica y defi ciencia personal de los profesores y no como efecto de las estructuras escolares y de las condiciones laborales de los docentes. Y es que, en realidad, en las escuelas todo difi culta que los docentes trabajen en equipo.
La constitución de equipos no es una estrategia única y, menos aún, unívoca. En primer lugar, hay que reconocer que no existe un solo tipo de equipo: hay equipos de coordinación horizontal, como son los equipos conformados por los docentes de un mismo año o grado; de coordinación
vertical, como los equipos por áreas; o transversales, como los equipos de proyectos específi cos, los equipos de orientación o los equipos de conducción.
En segundo lugar, conviene considerar que es la tarea o el problema lo que defi ne al equipo, y no viceversa, de manera que su constitución debería ser fl exible en función de las necesidades del proyecto escolar.
En tercer lugar, como analiza Tedesco (1998), en educación las propuestas de trabajo en equipo se apoyan fundamentalmente en experiencias efectuadas en instituciones privadas, donde la adhesión a ciertos principios básicos es un requisito de entrada y donde existe la posibilidad de tomar decisiones por parte de los líderes de la institución para garantizar la coherencia del proyecto. Estos dos rasgos, adhesión básica y la autonomía institucional para decidir acerca de la permanencia o no de los recursos humanos, no existen en las instituciones públicas, que se orientan por principios formales de funcionamiento burocrático.
La colaboración y la colegialidad, el trabajo entre colegas, constituyen factores de mejora y elementos esenciales para la conformación de una nueva cultura escolar más articulada e integrada. Sin embargo, nuevos fenómenos tan perversos como la fragmentación se han ido generando
a partir de formas inadecuadas para combatirla. Es el caso, por ejemplo,de la colegialidad artifi cial (Hargreaves, 1996). Como señala este autor, la colegialidad artifi cial surge cuando las administraciones intentan imponer la colaboración y el trabajo en equipo obligatorio, fi jo en el tiempo y en el espacio, y previsible de acuerdo con unos objetivos y actividades prefi jadas. Es decir, si bien la falta de condiciones, como el tiempo y el espacio institucionales, atentan contra el trabajo en equipo, su sola presencia no lo garantiza.
Para el logro de una cultura profesional de colaboración, que de eso se trata, los liderazgos de tipo burocrático o carismático necesitan ser reemplazados por nuevas formas, más aptas para los procesos de cambio.
Ya no es razonable pensar en un líder capaz de crear o gestionar un cambio cultural cuyas claves sólo él conoce, sino en un liderazgo que, en tanto función, se asuma como una tarea compartida capaz de generar nuevas realidades (Senge, 1999; Bolívar, 2000a).
La construcción de este tipo de liderazgo entendidos como liderazgos distribuidos o compartidos dentro de las escuelas no sólo ayudará a potenciar los procesos de mejora internos, sino que su contribución a los procesos de democratización social resultará fundamental.
Fuente: Hacer de una escuela, una buena escuela, Claudia Romero, cap. 4
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